martes, 1 de octubre de 2024

Diario de un duelo: la ausencia

Hice una biblioteca grande para que entren mis libros y los tuyos. No llego ni a llenar la mitad de los estantes, entonces distribuyo los libros para que parezcan más, cinco acá , tres allá, siete por allá, algunos acostados, otros en diagonal. Busco disimular los espacios vacíos, ocuparlos con cosas, no importa qué, cosas. 

Mientras lo hago parece que funciona, me entretengo, me digo que sí, que está funcionando, ya no se ve tan vacío.

Doy dos pasos para atrás, me alejo y lo veo en su totalidad. El esfuerzo por tapar los huecos solo logra que queden más en evidencia. 

La ausencia ocupa espacio, tiene contenido, no logra ser disfrazada con plantas, fotos, cuadernos de dibujo apaisados, cajas con lápices, libros acostados, piedras sureñas. 

Dibujé la biblioteca un día que cenamos en casa y estabamos en una buena racha, me hablabas de que tenías muchos libros y pensábamos donde irían tus bibliotecas con forma de espiga. El proyecto biblioteca era una excusa del deseo de algo que te abarque a vos y a mi, uno de tantos. Quería algo que podamos nombrar con la primera persona del plural.

En esos espacios vacíos iban tus libros, tus miles de libros apilados en el piso y distribuidos en un Tetris perfecto dentro de tus bibliotecas. 

En ese vacío estás vos, tu recuerdo, tu tono de voz, tu mirada, tu tacto, tu sonrisa, tus manías. Es una ausencia tangible, presente, espantosa. 

No hay comentarios: