domingo, 22 de septiembre de 2024

Diario de un duelo: negación y depresión

Extraño bañarnos juntos y que me enjabones hasta el último milímetros cuadrado de la piel. Verte mientras te cae el agua por el cuerpo desnudo y sentir un atisbo de orgullo de saberte conmigo.

Extraño tus galletitas con queso y dulce de batata, que me preguntes si quiero café aunque nunca tengas leche.

Extraño tus manias y tu baile del toc (heladera, lavarropas, chirimbolos, agua, gas y volver a empezar), que siempre terminaban con vos en el ascensor diciéndome que estabas loco pero que tenías cosas buenas para compensar.

Extraño tu "nos lavamos los dientes?", como una invitación a un plan, que vos todo educado te enjuagues con el vaso y yo escupa la espuma rea y te rías de mi lado chabacano.

Extraño hacer pis mientras charlamos, que abras el agua cuando me siento cohibida (compartir ese grado de intimidad me permitió sentirme más libre, más real). 

Que leas antes de acostarte, aunque sean las 3am, que nos durmamos abrazados, e intentes que mis dos manos queden entre las tuyas aunque la postura se parezca a una toma de karate. Buscarte los pies entre las sábanas y pegarte el empeine, procurando que al menos una parte de nuestros cuerpos estén en contacto al dormir. Que cuidaras con tanto amor a Bardot. Que cantes, que bailes, que toques el ukelele y la guitarra. Que me prestes tu paraguas y me acompañes a la parada del colectivo. Que vayamos al bazar chino a chusmear, que inventes a Gio Lo Celso y pensemos cómo se viste, qué piensa, hace. Que me cuentes cualquier cosa de lo que sea que te llame la atención o te obsesione en el momento. Que robes flores camino a casa. Que dobles con tanto cuidado la ropa. Que cocines cualquier cosa a la plancheta. Verte entrenar y que te guste que te vea. Revisarte la biblioteca como si fuera una librería. Que inventes palabras (deberols, firulaps, hashtag, eiseinhower).  Quedarnos charlando con la luz apagada acostados en la cama.

Que me desnudes
acaricies
beses
abraces
Que nos hagamos el amor
Escucharte/sentirte llegar al climax
Extraño tu tacto, tu piel, tu pulso, tu temperatura y tu olor. Te extraño de manera animal, siento abstinencia de vos.
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No extraño discutir, que no podamos distinguir las boludeces de las cosas importantes, que no sepamos cuando y cómo desactivarnos cuando estamos necios, sentirte hastiado de mí, que estemos tan a la defensiva que cualquier cosa pueda ser motivo de conflicto, que sea tan difícil comunicarse sin elevar la voz, sentirte lejos aunque estemos al lado. Querer acercarme y que prefieras la distancia. No extraño la guerra fría del silencio, el mirarnos como si el otro fuera el enemigo y no parte del mismo equipo. Sentir que no somos un equipo. Saber que te amo pero que no haya proyección conjunta.

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Me da mucha, muchisima bronca que no hayamos podido encontrar la forma, que no podamos entregarnos sin reservas. Lo bueno era muy bueno, pero las cosas malas, lo que nos desconectaba y nos distanciaba, corroia desde adentro a la pareja. 

Queria todo con vos, que reordenes mis alacenas, que traigas tus libros, que decidamos juntos qué cama usar, donde vivir, qué comer, donde salir, a dónde escaparnos un fin de semana. Quería que seas mí compañero de vida y yo ser la tuya. Que te sumes a mis planes sin que te parezcan un embole, y yo sumarme a los tuyos de igual forma.

Que nos tratemos con ternura, amor y paciencia. Sin rencores y resentimientos que no permiten avanzar y nos dejan clavados en nuestros errores. Hubiera querido tener un hijo con vos, que le enseñes de dinosaurios, de música, de literatura, de win hoff y de tango. Yo le hubiera enseñado el río, la naturaleza, a dibujar y a andar en bici. Ambos le hubiéramos enseñado acerca de la neurosis.

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Aunque sepa que seguramente lo mejor es dejarte ir, todos los días te pienso y todos los días te extraño. 

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