Llueve, es noviembre y llueve.
Que mes más maricon resulto ser noviembre eh…
Intento vanamente estudiar Sociología y la teoría marxista de Althusser acerca de los aparatos ideológicos de estado, pero me distraigo y levanto la cortina de la ventana.
Las gotas caen sobre el techo de chapa y reproducen el sonido de una radio con interferencia.
Tres gorriones cantan como si no estuviesen enterados de la lluvia.
El cielo empeñado en llorar aparenta un estado de inadvertencia simulando estar despejado.
Ni sol ni nubes. Ni plomizo ni celeste…blanco, todo blanco, levemente virado al gris. Un indeciso el pobre.
Mi imaginación trabaja más rápido de lo que escribo y me abandono por dos segundos en un punto perdido en el infinito.
Alguien abre la canilla de la cocina, que enciende la bomba del tanque de agua, que a su vez me devuelve del horizonte de edificios recortados para encontrarme con el tablero empapelado en Sociología.
Y el cielo nuevamente se empeña en llover! El muy desgraciado no se da cuenta de que me distrae con sus arranques ciclotímicos de variación de temperatura, presión atmosférica y condensación de la humedad, que dan como resultado una reacción en cadena de gotas!
Un avión; lo que faltaba!...o un helicóptero?...definitivamente helicóptero, se lo escucha con la misma intensidad desde hace por lo menos un minuto! Si estuviese en una película, el helicóptero representaría la típica nube que se instala a llover sobre el protagonista y lo persigue por todos lados.
El miedo a reprobar me gana y decido volver al estudio a ver si de una vez por todas entiendo la sociedad en la que vivo y el rol que debería representar.
Esto es el colmo, mi mamá prende el grabador, dos personas conversan un dialogo ultra ensayado en ingles y hablan como si se estuvieran burlándose de mi.
suficiente,...renuncio…estudio…
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